martes, 10 de agosto de 2010

ENTRE DOS AGUAS (O EL ¿PERRO DE LAS DOS TORTAS?)


Hace cuatro años que estoy enamorada de un individuo que es incapaz de amar (o por lo menos a mí) y si algo siente ha sido tarea titánica que lo demuestre, sin embargo además de gustarme mucho -hasta el asco- su conversación, sus bromas, su música y el sexo a cuenta gotas me han tenido en este estado de atarantamiento tanto tiempo. Con él aprendí cosas desagradables como “no ser cursi”, “no me gustan los dramas” etcétera.

Por otro lado, por aburrimiento o esperanza, conocí a un ciudadano que no es guapo, que es berrinchudo (en mi casa ya le decimos “el dramas”) que me contesta y me dice “chaparrita” y que tiene tantos bríos sexuales que hasta yo me canso!!!

Y yo ando de aquí para allá, pidiéndole al universo: ¿no podrán mutar y convertirse en uno solo? Porque, por ejemplo en el sexo, el primer ciudadano tiene unas maneras maliciosas: besos afilados, una brusquedad excitante, en fin, detalles que satisfacen mi propia perversidad y que no se enseñan: se viven y se gozan. ¿no se podría crear un ente que conjuntara perversidad con briosidad?

Como soy una romántica incorregible y se me anda diluyendo la idea del príncipe morado, aquí ando, jugándole a la valiente y temeraria (por aquello de conocer tipos que encuentro en internet). Pero me pregunto, oseeeaaa cómo es la onda, ¿será cierto lo que me dicen mis abuelitas postizas del trabajo, que si no ando buscando el amor llegará a mi vida mágicamente?

También me han dicho que le haga oración al intermediario entre Dios y los hombres, cosa que no dudo, pero desgraciadamente mi fe no es del tamaño de la semilla de mostaza y además soy acelerada, radical e impaciente (mea culpa).

Así pues, ando navegando con mi bandera de p… no es cierto ¿o si? bueno, de temeraria, esperando que mi barco no se hunda y que no se me caiga el hueso al riachuelo.

He dicho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario